Estamos en el año 2000, y las listas de éxitos de medio mundo se ven convulsionadas con varios singles de una desconocida banda británica de rock alternativo que pronto se convertirían en una de las sensaciones de la música rock del nuevo siglo.
Ellos eran Coldplay, una banda liderada por el cantante y pianista Chris Martin que junto al guitarrista Jonny Buckland, al bajista Guy Berryman y al batería Will Champion, consiguieron con su álbum debut "Parachutes" y canciones como "Yellow", “Shiver”, “High Speed”, “Don´t Panic” o "Trouble", auparse a lo mas alto de las listas con un planteamiento sencillo y unas letras conmovedoras e inteligentes.
Un año después se confirmarían definitivamente con su segundo larga duración, este "A Rush Of Blood To The Head", en donde seguían por una línea musical continuista basada en una perfecta combinación de piano y guitarra, melodías sencillas, grandes arreglos de cuerda, ciertas dosis de épica y unas voces atractivas.
Repleto de canciones que brillan con luz propia como "In My Place", “Amsterdam”, “Warning Sign”, “The Scientist” “Green Eyes” "Politik", "Daylight" o "Clocks", convirtieron a este segundo álbum en toda una declaración de intenciones del mejor indie-rock, con mas de trece millones de copias vendidas y el premio Grammy al mejor álbum del año.