Paladin fueron otra de esas cientos de fugaces bandas británicas de Heavy Prog que apenas tuvieron varios años de carrera para posteriormente desaparecer sin dejar rastro alguno. Esta banda tomo su nombre de los caballeros de la corte de Carlomagno, el equivalente francés del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda. Habiendo elegido un nombre de banda adecuadamente progresiva, Paladin se embarcó en su búsqueda musical con el lanzamiento de un álbum homónimo en el vanguardista sello discográfico Bronze en 1971, que desafortunadamente no logró atraer en demasía la atención de los fans del progresivo con su sencilla portada negra. Su segundo álbum "Charge!" (1972) contó con una portada de fantasía diseñada por el famoso Roger Dean, pero aún así tampoco llegaron al éxito comercial, por lo que a finales de 1972 desmontaron definitivamente la banda. Sin embargo Paladin siempre fueron apreciados por los críticos musicales y ganaría muchos adeptos a medida que fueron pasando los años.
Paladin se formó a partir de varios músicos de respaldo que estuvieron de gira con los Rolling Stones a finales de los 60 como eran el batería Keith Webb y el teclista Pete Solley. En 1970 completaron la formación con Peter Beckett al bajo, el teclista Lou Stonebridge y el guitarrista Derek Foley.
Su estilo estaba orientado hacia una gran variedad de sonidos en donde tenían cabida el jazz rock, el heavy rock, guiños a la música norteamericana, sutiles toques latinos y unas voces melódicas y adictivas, todo ello bajo la tendencia musical progresiva y psicodélica.
En este segundo álbum destacaban la jazz rock “Give Me Your Hand”, una verdadera cruzada de guitarras, teclados y percusiones contundente, en “Well We Might”, la banda pone la quinta marcha con un acelerado blues rock progresivo, o la frenética y poderosa hard rock “Get One Togheter”, mientras “Mix Your Mind with Moonbeams", es una epopeya de heavy prog, bañada en un viaje de ácido psicodélico extraño y oscuro, para terminar con “Watching the World Pass By", con una apertura de teclados y una armónica engañosamente ligera y alegre, la cual se convierte en el preludio para otra explosión gigantesca de poderoso tema de hard rock progresivo, conformando de manera arrolladora un álbum soberbio, que es muy apreciado por los prog heads y los fans de los sonidos heavy prog de los 70.