Sin duda alguna este se ha convertido en el álbum mas esperado de los últimos años, sin contar con la ya aburrida y desesperante historia del "Chinese Democracy" de los Guns and Roses, y aunque la espera ha sido larguísima también es cierto que ha valido la pena, ya que los hermanos Young se han sacado de la manga otro de esos discos que marcaran historia a la larga ya trayectoria de esta considerada por muchos la mejor banda de rock de todos los tiempos.
Y han vuelto por donde saben hacerlo a la perfección con ese rock pesado y contundente que les hizo ya míticos en los años 70 cuando Bon Scott era el alma matter del grupo.
Además han contado esta vez con uno de esos productores (Brendan O´Brien), que parecen preferir estar en la sombra y no ser protagonista de la película y es que este nuevo disco suena perfecto, casi tanto que y salvando las distancias del tiempo con lo que eso conlleva (nuevas tecnologías), deja a míticos productores como John “Mutt" Lange o Rick Rubin en paños menores, sin desmerecer en absoluto la categoría de estos dos genios de la producción.
Un álbum donde el rock clásico toma el protagonismo perdido en trabajos como “Fly on The wall" o “The Razor´s Edge” donde el heavy metal era muy patente.
Temas como “Rock´n´train”, “Skies on Fire”, “Big Jack”, “War Machine” o “Smash n´ Grab” nos dejan tan buen sabor de boca que incluso parece estar escuchando canciones de la época gloriosa del "Back in Black", además de otras que sorprenden por su extraña relación con la banda como “Anything Goes" con ese toque “pop” o “Stormy may day” con un Angus utilizando por primera vez una slide guitar.
El resto de temas, quince en total, siguen la tónica general del álbum manteniendo intacta la leyenda de una banda que aunque tarden en editar nuevo material, nunca defraudan a los millones de seguidores que tienen por todo el planeta, sin duda alguna, una de los mejores noticias que le podían ocurrir al mundo del rock´n´roll.