"Bob Dylan es el Picasso de la canción", así se refirió en una ocasión el legendario cantautor Leonard Cohen y así podemos definir este disco "At Budokan", un giro totalmente inesperado, una variación musical sin precedentes en el sonido de Dylan y que tiene nada que ver con su trabajo previamente publicado.
Originalmente, este doble álbum fue grabado en 1978, durante una gira que Dylan realizó por Japón. En el momento de la publicación de esta antología en directo, muchos de los seguidores y analistas de Dylan lo criticaron duramente, incluso afirmando que era uno de los peores álbumes de la historia del rock.
Tuvieron que pasar muchos años para que la importancia y calidad de una obra famosa como esta sea apreciada y reconocida, y así ha ocurrido en esta ocasión, con una obra de un músico cuyas canciones interpretadas aquí lo elevaban a la categoría de arte sin paliativos.
Por aquel entonces Bob Dylan apareció en la tierra del sol naciente acompañado de una banda destacada, alterando varios de sus grandes clásicos, dándoles un sonido innovador y un estilo en donde evoluciona sus canciones en otra dimensión.
El álbum comenzó con el perpetuo “Mr. Tambourine Man”, una de las canciones legendarias del genio de Minnesota, para seguir con éxitos como “Shelter From The Storm”, “Love Minus Zero / No Limit” o la balada inmortal “Ballad Of a Thin Man”, proveniente de su eterno “Highway 61 revisited”, también sorprende el aire “reggae” de “Knockin 'On Heaven's Door” y que también podemos apreciar en “Don't Think Twice, It's All Right” otro tema que sufre un cambio extraordinario es “All Allong The Watchtower”, con una sección de viento y riffs de guitarra memorables.
Como dato anecdótico, el disco termina con "The Times They Are A-Changin", (los tiempos están cambiando), ¿coincidencia o genialidad?.