Para muchos este disco supuso el inicio del fin de la era psicodélica de Pink Floyd, para otros es un mero disco de transición que fue bastante despreciado por los fans, e incluso por la propia banda, y es que la ausencia de Syd Barrett todavía pesaba mucho como una losa y socavó en parte las ideas de los miembros del grupo.
Aún así, el grupo nos deja una suite enorme, la que le da título al disco y que se convierte en una de las piedras angulares del rock progresivo.
Mención especial es el trabajo a los controles de ingeniería de Alan Parsons, que logra un sonido glorioso, con todos los instrumentos sonando de manera sublime.
En "Fat Old Sun", ya se podía intuir hacia dónde iría la banda cuando componía David Gilmour, y en "Alan's Psychedelic Breakfast", encontramos a los Pink Floyd que sonaran unos años después con una pieza soberbia, donde Wright y Gilmour están increíbles, con un sonido excelso que dejaba claro el futuro de Pink Floyd.
El álbum fue un gran éxito en los Estados Unidos y en el Reino Unido, así como en muchos otros países, logrando ventas que superaron con creces el millón de copias.