El ultimo album de Black Sabbath con Ozzy Osbourne en sus filas, fue el mas injustamente criticado y vapuleado de toda su carrera, tanto por los fans como por la critica especializada.
A esas alturas de la carrera del grupo de Birmingham, nadie podía poner en duda la integridad ni la reputación de Black Sabbath, ellos habían contribuido como nadie a la grandeza del heavy metal, creando obras maestras del genero como “Black Sabbath”, “Paranoid”, “Master Of Reality”, “Vol 4” o “Sabbath Bloody Sabbath”.
Sin embargo también es cierto que ya a mediados de los setenta suavizaron su sonido lúgubre y siniestro por un heavy metal mas melódico incorporando el uso de los teclados y bajando el tono a sus macabras y funestas letras.
“Sabotage” seria el punto de partida de ese sutil cambio hacia sonidos mas mainstream, que tuvo continuidad con el siguiente “Technical Ectasy”, publicado en 1976, el cual aparte de ser vilipendiado por la prensa, obtendría unas mediocres ventas.
Pero ni con esas malas cifras en el plano comercial, sirvieron para que la banda liderada por Tony Iommi diera marcha atrás y el siguiente “Never say Die” ahondaran aún mucho mas en esa dirección musical, reforzando los sonidos de los sintetizadores y los teclados a su inconfundible estilo.
Para ello la banda había contratado al teclista Don Airey, un músico experimentado quien ya había trabajado con la banda Colosseum y con Gary Moore.
La contribución de Airey seria fundamental para el resultado final de esta nueva entrega, con esos sonidos jazzisticos como queda demostrado en “Air Dance”, o en la dinámica “Johnny Blade”, el resto esta compuesto por temas muy meritorios como la boogie rock “A Hard Road”, el rhythm and blues “Swinging The Chain” o la soberbia “Junior Eyes”.
En definitiva “Never say Die” fue un trabajo considerado menor en la discográfica de Black Sabbath, de manera injusta y que hoy en día es tan reivindicado como uno de sus álbumes mas experimentales y valorados como uno de sus trabajos mas brillantes y meritorios.