Concebido por Ian Anderson como un concepto en torno a las turbulencias y tensiones de la sociedad moderna con el objetivo de convertirlo en un álbum en solitario, el solo hecho de terminar lanzado como un álbum de Jethro Tull, condenaría al decimotercer álbum de la banda titulado "A", el ser muy controvertido entre sus fans mas puristas y gran parte de los críticos de la época.
Gran parte de esa controversia viene dado por el fuerte impulso de los sintetizadores cortesía de Eddie Jobson y a los sonidos cercanos al synthpop tan de moda en la década de los ochenta.
Para esta nueva aventura, Anderson había prescindido de gran parte de la formación clásica de Jethro Tull, que a excepción del guitarrista Martin Barre, ya no aparecen los teclistas John Evan y David Palmer, el bajista John Glascock ni el batería Barriemore Barlow, sustituidos por el mencionado Jobson, el percusionista Mark Craney y el bajista Dave Pegg.
Sin embargo pese al tremendo varapalo que obtendría por una parte de sus fans, “A” esta confeccionado a modo experimental con codificadores de voz y una interesante mezcla de electrónica vanguardista, rock, folk e incluso influencias orientales como queda patente en el tema “Uniform”.
La solidez de este álbum esta claramente demostrada en cortes como la rock con tintes funk “Crossfire”, el progresivo electrónico “Fylingdale Flyer” o la mini epopeya “Black Sunday”, sin duda la composición mas lograda y progresiva del álbum.
El resto de cortes bajan considerablemente de calidad, apuntando al patrón habitual de la canción pop-rock, aunque de innegable calidad como la sarcástica “Batteries Not Included”, la exótica “Uniform”, o la infecciosa blues rock “4.W.D. (Low Ratio)".
En definitiva “A” constituye uno de los mejores ejemplos de la evolución de la música progresiva en la década de los ochenta, la cual supuso el fracaso de muchas de las grandes bandas de los 70 que no supieron adaptarse a los nuevos sonidos y los gustos musicales de una nueva era mas tecnológica.