En 1980 The Clash publicaban su quinto trabajo, “Sandinista”, un triple álbum que como perfectamente se refleja en su portada, se ven a sus cuatro componentes de espaldas a un muro, como a punto de ser fusilados, la imagen que describe perfectamente los últimos destellos y coletazos del punk.
Cuando fue publicado a nadie le sorprendería esta apabullante colección de canciones, un año antes ya habían hecho algo parecido cuando lanzaron el doble álbum “London Calling”, un trabajo repleto de temas herederos del rock´n´roll como queda demostrado incluso desde su icónica portada, en un claro guiño al famoso primer álbum de Elvis Presley. "Sandinista" esta conformado por 36 canciones, no todas de gran calidad, pero como es obvio, en un numero tan elevado de composiciones es algo lógico que así sea. Por ironías del destino a pesar de ser un álbum íntimamente antiamericano, “Sandinista” fue un gran éxito de ventas en los Estados Unidos, gracias en parte a los diferentes estilos y sonidos que en el van enmarcados, desde el rap, hasta el blues, pasando por dub y el rock.
Estilos tan dispares como el rockabilly “The Leader”, las baladas épicas “The Magnific Seven” o el reggae “Junco Partner”, se alternan con composiciones realmente sorprendentes y de gran calidad como “Somebody Got Murdered”, “The Call Up”, “Washington Bullets”, “Police on My Back” o “Rebel Waltz”.
Aún así y con tanto derroche de canciones, “Sandinista” no resulta un álbum fácil, su desarrollo es bastante oscilante y su repertorio peca en exceso de desconcertante y desordenado, algo muy habitual en la filosofía punk, y este álbum en concreto escenificaría la biografía de toda una generación en el umbral de una nueva década y la decadencia y caída posterior de un genero que casi al mismo tiempo que macío fue devorado por su propia imagen.
Estilos tan dispares como el rockabilly “The Leader”, las baladas épicas “The Magnific Seven” o el reggae “Junco Partner”, se alternan con composiciones realmente sorprendentes y de gran calidad como “Somebody Got Murdered”, “The Call Up”, “Washington Bullets”, “Police on My Back” o “Rebel Waltz”.
Aún así y con tanto derroche de canciones, “Sandinista” no resulta un álbum fácil, su desarrollo es bastante oscilante y su repertorio peca en exceso de desconcertante y desordenado, algo muy habitual en la filosofía punk, y este álbum en concreto escenificaría la biografía de toda una generación en el umbral de una nueva década y la decadencia y caída posterior de un genero que casi al mismo tiempo que macío fue devorado por su propia imagen.