La carrera de Van Morrison en los noventa estuvo repleta de grandes lanzamientos, álbumes todos ellos que sin llegar al nivel de sus obras capitales, fueron muy bien recibidos por el publico y a su vez obtuvieron criticas favorables en los medios especializados. Casi a finales de esa década, llegaría su vigésimo sexto disco de estudio, “The Healing Game”, un brillante muestrario de su ecléctico repertorio, en donde se dan cabida dispares géneros como el jazz, el soul y el blues, todo ello con una elegantísima instrumentación, con una destacada participación de los saxofonistas Leo Green y Pee Wee Ellis, o el refinado órgano Hammond de Georgie Fame. “The Healing Game” contiene una irresistible colección de piezas como la inicial y soñadora “Rough God Goes Riding”, cortes pegadizos como “Fire In The Belly” o “If You Love Me”, canciones intimistas “Waiting Game”, “Piper At The Gates of Dawn” y melodías tan atrayentes y seductoras como “The Healing Game”, “At The End Of The Day” o “This Weight”. Con este álbum, el Leon de Belfast demostraba que después de cuatro décadas al pie del cañón, seguía siendo una de las mejores voces de todos los tiempos y un icono de la música popular del siglo 20.