La historia de la banda Nine Days´Wonder, se inicio a finales de 1966, cuando su fundador, Walter Seyffer, comenzó a desarrollar un proyecto trabajando en una serie de composiciones propias que irían a formar parte del repertorio de su banda ‘The Graves’, pero sin embargo no sería hasta tres años más tarde cuando esta idea comenzaría tomar forma con un estilo definido.
Seyffer era un cantante y batería alemán que había formado parte de diferentes bandas a lo largo de la década de los 60, y no seria hasta principios de 1970, cuando por fin lograría establecer una formación estable y definitiva, formando Nine Days´ Wonder. Ya a mediados de ese año completaría la formación del grupo, compuesta por músicos de distintas nacionalidades. A Seyffer lo acompañarían, el alemán Rolf Henning en piano y guitarra, el irlandés John Earle en saxo, flauta, guitarra y voz, el austriaco Karl Mutschlechner en el bajo, y el británico Martin Roscoe a la batería.
Todos estos músicos empezaron a trabajar creando un estilo experimental, con una base de fusión de diferentes elementos y distintas influencias convergentes esencialmente en el krautrock, con una marcada influencia de Frank Zappa y del rock progresivo británico de la época.
En 1971 entraron en los estudios Dierks y grabaron su álbum debut, un gran ejemplo del más extravagante y extraño rock progresivo alemán que se haya grabado jamás claramente inspirado en bandas como King Crimson, Frank Zappa, Soft Machine, Tráffic, Family o Deep Purple, entre otras muchas.
Semejante fusión de estilos esta reflejado en un disco que presenta unas largas y complejas composiciones de música progresiva, de jazz rock, sonidos frenéticos, música extravagante, riffs pesados de heavy blues rock y sonidos vanguardistas.
Todo ello fundamentado en una libertad creativa asombrosa, con voces alteradas, toques psicodélicos, efectos sonoros, ruidos y muchos momentos de total frenesí musical.
Este primer álbum se compone de cuatro extensos cortes que oscilan entre los 12 y 15 minutos de duración, empezando por "Fermillion", que a modo de los Monty Python muestra la locura, el dinamismo, la experimentación y la soberbia instrumentación progresiva de la banda.
A esta le sigue la intensa "Moss Had Come", la humorística "Apple Tree" y la vanguardista y espacial "Drag Dilemma", sin duda el corte mas destacado de un álbum sobresaliente y al mismo tiempo esquizofrénico.
Hay que reseñar que a diferencia del progresivo convencional, aquí no hay órganos ni mellotrones, ni siquiera sintetizadores, es decir tres de los instrumentos esenciales del progresivo, que son sustituidos por la formidable interacción entre los instrumentos de vientos y las guitarras.
En definitiva un álbum con una de las músicas mas perturbadoras de principios de los 70, que conjunta los sonidos trastornados de Frank Zappa y Captain Beefheart, la música medieval y de cámara y las sensaciones contundentes del hard rock.