Con su cuarto álbum, Van Der Graaf Generator demostraron que estaban en la cúspide del rock vanguardista con una entrega que nada tiene que envidiar a la obras maestras de las grandes bandas como Yes, ELP, Genesis o Pink Floyd. Del mismo modo que el antecesor “H To He, Who Am The Only One”, este nuevo trabajo representa un estilo atrevido, de difícil escucha y extremadamente exigente, pero al mismo tiempo muy gratificante. Todos los elementos clásicos de VDGG se encuentran representados en este magnifico álbum, desde las letras abrasivas y oscuras de Peter Hammill, hasta los teclados de Hugh Banton, pasando por la precisión de la batería de Guy Evans y el toque único y original de David Jackson con el saxo y la flauta. Para enriquecer el matiz musical, Robert Fripp vuelve a ser el guitarrista invitado, agregando su peculiar estilo al espectro final de este lienzo musical. “En Pawn Hearts” la banda muestra madurez y una tremenda facilidad de ejecución, todo ello sin llegar a afrontar esta obra con los sonidos tan complejos e inteligentes de su anterior álbum.
Un álbum que por otra parte muestra un gran contenido lírico, tan profundo como el musical, pequeñas dosis de humor, extravagancia y una agresividad sónica. Desde la inicial y apocalíptica “Lemmings”, Hammill deja claro su mensaje por el cuestionamiento de la autoridad y la elección de nuestro propio camino sin creer en los gobiernos. La reflexiva y poética “Man-Erg” vuelve a enfrentarnos al retrato que Hammill hace del ser humano, y su capacidad universal de hacer el mal o el bien. Para la segunda cara se dejaba la suite “A Plague Of Lighthouse”, una de las mas asombrosas piezas del rock progresivo de toda su historia, un viaje alucinante en donde se mezclan pasajes melancólicos, poderosos, oscuros, catárticos y edificantes, todo ello barrido por los sonidos de mellotrones y la particular y afilada guitarra de Robert Fripp.