El segundo álbum de Judas Priest, fue la antesala de la base de su característico estilo heavy metal que llegaría en los años siguientes, un disco este tan transcendental como icónico en la carrera del grupo de Birmingham.
Con un núcleo solido formado por los hachas guitarrísticos Glenn Tipton y K.K. Downing, el bajista Ian Hill y la portentosa voz de Rob Halford, en esta segunda entrega se alejan de los sonidos psicodélicos y las influencias del heavy blues para adentrarse definitivamente en el heavy metal mas contundente con elementos épicos como demuestra la sensacional “Victim Of Changes”, mientras “The Ripper” muestra la faceta mas accesible con un tema irresistible y un símbolo dentro del genero del metal. Sin embargo también contiene momentos mas oscuros como demuestra “Genocide” o germinales cortes muy cercanos al hard rock progresivo como “Epitaph” o “Dream Deceiver”, mientras en “Tyrant” nos adelantan por donde seguirá el devenir futuro del grupo con un tema que será un denominador común de los Judas Priest en la década de los ochenta.
Como ocurriría durante gran parte de la carrera del grupo, el rol de batería aquí esta representado por Alan Moore, quien había sustituido a John Hinch, pero que ya no tendría mas continuidad, siendo reemplazado por tres baterístas (Simon Phillips, Les Binks y Dave Holland), para el siguiente álbum “Sin After Sin” de un año mas tarde.