viernes, 16 de junio de 2023

Kansas-Somewhere To Elsewhere (2000)

En el año 2000 y después de casi 20 años separados, los miembros originales de Kansas se volvían a reunir para grabar un nuevo álbum para regocijo de sus mas acérrimos fans. Ya había llovido mucho desde aquel “Audio-Visions” de 1980, el cual supuso el ultimo eslabón de una serie de trabajos todos ellos de memorable factura.
Si bien la banda con diferentes formaciones fueron publicando álbumes durante las décadas de los ochenta y noventa, todos ellos fueron en cierta medida rechazados por una parte de sus seguidores por el diferente rumbo musical que habían tomado, alejados de su propuesta original de rock progresivo y el rock norteamericano.
Así fueron sucediendo álbumes de menos envergadura como los mediocres “Vinyl Confessions” (1982) o “Drastic Measures” (1983), álbumes concepto como el meritorio “In The Spirit Of Things” (1988) o acercamientos a los sonidos AOR y hard rock como fueron “Power” (1986) y “Freaks of Nature”. (1995)
Durante todos esos años el continuo ir y venir de nuevos miembros era una de las constantes de Kansas, entre otros entraron el guitarrista Steve Morse, el cantante John Elefante, el violinista David Ragsdale o el bajista Billy Greer.
No es de extrañar por lo tanto la inusitada expectación que levantaría el volver a ver juntos a la formación mas clásica y exitosa de la banda de Topeka, empezando por su guitarrista y alma matter Kerry Livgren, seguido de su eterno vocalista Steve Walsh, el bajista Dave Hope, y el violinista y cantante Robbie Steinhardt, a los que hay que sumar los dos únicos miembros que habían permanecido todos estos años como eran el guitarrista Rich Williams y el batería Phil Ehart, con la colaboración de otro de sus ilustres miembros como era el bajista Billy Greer.
Centrándonos en “Somewhere to Elsewhere”, la banda intenta recrear su clásico sonido de los 70, retrocediendo a las raíces en sus días de gloria, o por lo menos momentáneamente. No sólo Kerry Livgren volvió al redil como autor de todo el material compuesto en este disco y como el máximo exponente de las guitarras y teclados, sino que también Robbie Steinhardt consolidó su regreso retomando un papel muy crucial en el nuevo repertorio de la banda, e incluso Dave Hope, asumió su crucial papel de bajista en un par de temas, aún así, es Billy Greer quien se encarga de tocar en este álbum en la mayoría de los cortes, incluso debutando como vocalista principal en "Look at the Time". Sería demasiado optimista afirmar que la banda iguala los mejores registros de los 70 con este trabajo, sin embargo este, es una brillante grabación que nos trae de vuelta el viejo sonido vintage de Kansas que todos pensábamos que ya había quedado enterrado para siempre. El álbum se inicia con "Icarus II", que a pesar de las referencias al tema original de "Icarus" perteneciente al álbum “'Masque” de 1975, no es una simple revisión, si no una nueva composición que además de mantener el toque épico del anterior, es más introspectivo y melancólica, incluso en el pesado interludio de balanceo final. Las siguientes “When The World Was Young” y “Grand Fun Alley”, son dos potentes rock bastantes melódicos y pegadizos, mientras “The Coming Dawn” es un bellísimo medio tiempo sinfónico que de alguna manera nos deja un sabor muy cercano a la clásica “Dust in The Wind” de finales de los 70.
Llegados a este punto aparecen dos de los temas que demuestran el esplendor épico de la banda como son “Myriad”, tema que en realidad se remonta a los primeros años de la banda, y que sin embargo nunca fue incluida en ninguno de sus álbumes y “Distant Vision”, que iguala a la anterior en belleza, complejidad, delicadeza orquestal y una pasión evocadora, ambas bajo el auspicio de las fuertes creencias cristianas de Livgren.
En estos dos temas, Walsh nos recuerda lo gran vocalista que es y siempre ha sido, con eso tonos emocionales que son el binomio perfecto a las percepciones intelectuales de Livgren. Por contra la beatle "Look at the Time" y "Bizancio" son los cortes mas extravagantes que de alguna manera se salen del sonido habitual de Kansas, esta ultima con sus ambientes exóticos inspirados en la tradición árabe y turca. En "DST Blues" la banda se recrea con un soberbio blues pegadizo, en donde brilla la voz y el violín de Reinhardt, mientras "Not Man Big" es el brillante cierre del álbum, un final enérgico propiamente dicho para un álbum lleno de material muy intenso, con diferentes matices sonoros, y que conformaron un trabajo magnifico tanto en el plano musical como lírico.