Esta famosísima cantautora canadiense comenzaría su carrera artística a mediados de los sesenta en su país natal, logrando un gran prestigio en los circuito del folk de Ontario y los alrededores. Casi a finales de la década decide probar fortuna en los Estados Unidos. Una noche mientras actuaba en un club de Nueva York, conoce a David Crosby, el cual queda sorprendido por el talento de Mitchell y decide ser su mentor durante algún tiempo en tierras americanas.
Sus primeros álbumes la llevaron a ser considerada la “Bob Dylan femenina”, además de obtener un éxito rotundo en las listas norteamericanas.
Álbumes como “Clouds” (1969), “Ladies of the Canyon” (1970), “Blue” (1971), “For The Roses” (1972) o “Court and Sparks” (1974), la auparon hasta conseguir el prestigio y la fama mundial.
Aunque realmente conseguiría pasar a los anales de la música rock cuando compuso el tema “Woodstock”, con motivo del mítico festival y que en voces de Crosby, Stills, Nash and Young, cobraría una dimensión apoteósica y épica.
Casi a mitad de los setenta, Joni Mitchell, hasta entonces vinculada al folk rock, la canción de autor y el country, comienza a realizar sus primeras incursiones en el mundo del jazz. En 1979 decide grabar un álbum con el contrabajista Charles Mingus, el cual no llegaría a verlo terminado al fallecer durante el proceso de grabación. Mitchell lo concluye sola y lo publicaría con el titulo de “Mingus” (1979), y poco después saldría de gira para la presentación del álbum.
Durante dicha gira se realizara una película promocional llamada “Shadows and Light” y uno de los conciertos fue publicado como álbum doble que lleva el mismo titulo y seria lanzado comercialmente un año después.
Mitchell para esa gira contaría con un plantel de músicos del mas alto nivel, empezando por el guitarrista Pat Metheny, el bajista Jaco Pastorius, el teclista Lyle Mays, el batería Don Alias y el saxofonista Michael Brecker.
El repertorio del álbum consiste en canciones extraídas de sus últimos trabajos, además de algún clásico o el himno generacional “Woodstock”, tocado en clave jazz. El folk-jazz eléctrico y de sonido austero se ve reflejado en todo el directo como en las melodías cromáticas de “The Dirty Cleaner from Des Moines”, o en la arreglada “Furry Sings the Blues”, mientras la áspera “Black Crow”, la melódica “Amelia” con un Pat Metheny deslumbrante, o las brillantísimas “Edith and the Kingpin” y “Shadows and Light”, conforman un extraordinario documento digno de los mejores álbumes de rock en vivo. “Shadows and Light” es una obra maestra translucida del jazz y el folk, que encarna tanto la libertad personal de la cantante como la majestuosidad instrumental de toda una banda descomunal.