Después de sus dos primeros y enormes álbumes, Robert Fripp le dio otra vuelta de tuerca al sonido de King Crimson, distanciándose de la propuesta inicial con esa grandeza y arrolladora inspiración clásica y cacofónica controlada que lo tipificaron, para en este tercer trabajo adentrarse en sonidos aún mas progresivos y eclécticos como el free jazz.
Para esta ocasión Fripp se rodeo de un plantel que difiere en parte de los que grabaron sus dos primeras obras, aquí aparece por primera vez el baterista Andy McCulloch, mientras el bajista y cantante Gordon Haskell junto a el saxofonista Mel Collins vuelven a ser miembros fijos de la banda, en sustitución de Greg Lake, Michael Giles y Peter Giles, completando el plantel de músicos, el teclista Keith Tippet, Robin Miller (oboe), Nick Evans (trombón), Marc Charing (corneta), el letrista Pete Sinfield y el vocalista de Yes, Jon Anderson, que pone su hermosa voz en el soberbio “Prince Rupert Awakes”.
En “Lizard” se muestra una estructura bastante diferente a lo hecho hasta esos momentos, con temas mas largos divididos en diferentes secciones, con grandes desarrollos, en una clara similitud a la música clásica, con un inmenso Robert Fripp demostrando su deslumbrante guitarra, unas letras poéticas y surrealistas de Pete Sinfield, y el uso intensivo y elocuente del Mellotrón, con momentos que van desde la belleza devastada y afligida hasta momentos siniestros y repulsivos convirtiendo a este álbum en uno de sus trabajos mas arrogantes y oscuros, pero al mismo tiempo repleto de originalidad
Pese a que sigue dominando esa aura pesimista, musicalmente nos encontramos con piezas de mayor belleza, como queda demostrado en las jazzisticas “Indoor Games” y “Happy Family”, o en la compleja e inaccesible “Cirkus”, mientras la epopeya “Lizard”, es una suite con ese sabor mas puramente rock y su orientación progresiva y una menor experimentación jazzistica, en donde sobresalen los sonidos grandiosos del Mellotrón y unos arreglos de claro corte clásico.
“Lizard” una de las obras mas brillantes de la historia del rock progresivo, que ha resistido el paso del tiempo y que esta considerado otro de los discos imprescindibles de KC.