Denostado por los fans mas puristas de Camel, “The Single Factor” constituyo un punto de inflexión en la carrera posterior de la banda marcada hasta entonces en una serie de joyas del rock progresivo, que sin bien fueron siempre catalogados de segundones comparado con los grandes dinosaurios del genero, les ortigaría un status de banda mágica y hasta cierto punto de culto, para los seguidores del rock sinfónico.
Camel como banda prácticamente había desaparecido después del álbum “Nude” (1981), debido a la desbandada de todos sus integrantes a excepción de su líder Andy Latimer, que quedaría como único miembro oficial de la mítica formación.
Aún así el carismático guitarrista decidió seguir adelante y formaría una banda para su siguiente movimiento discográfico, contratando a parte del plantel de músicos que estaban bajo el auspicio de The Alan Parsons Project, como David Patton o Chris Rainbow a los que se sumaría los integrantes de la banda SKY Francis Monkman y Tristan Fry además del baterista Simon Phillips, el ex guitarrista de Genesis Anthony Phillips, el teclista Duncan McKay, el cual ya había colaborando con Latimer en la elaboración del mencionado “Nude” y volvería a contar con su viejo amigo Pete Bardens a los teclados, quien había dejado la banda cuatro años antes después del espléndido “Breathless”. Semejante variedad de músicos se vería reflejado en una interesante amalgama de sonidos dispares, que iban desde el clásico estilo de pop sinfónico de APP, hasta el sonido clásico de Camel, pasando por los arreglos mas complejos de SKY. Muestra de este ecléctico estilo esta en temas como “A Heart´s Desire” o “Heroes”. Pero lo mas sorprendente de este “The Single Factor” era la duración de las piezas aquí expuestas, a diferencia de sus largos desarrollos de los álbumes anteriores, aquí la duración apenas excedía de los cinco minutos cada una. El disco al completo parece mas una sucesión de temas sin demasiada cohesión musical y estilística entre ellos, que un álbum de rock progresivo en si mismo, tal vez y a toro pasado podemos pensar que Latimer intento a la desesperada lograr un éxito inmediato con un álbum mas accesible al gran publico y así conseguir un mayor impacto comercial. Habría que matizar que en esos años el rock progresivo había perdido gran parte del fervor que poseía en la década anterior. Pese a ello, el álbum pasaría bastante desapercibido injustamente dada su enorme calidad. Solo debemos darle una escucha a mágicas y espléndidas composiciones como “No Easy Answer”, la melódica y excelente “Camelogue”, la atmosférica “Heart´s Desire/End Peace”, o la hipnótica “Selva”, para darnos cuenta del potencial de este exquisito trabajo. Después de este disco, muchos vaticinaron el final de Camel, y aunque el siguiente “Stationary Traveller”, tuvo mas o menos una acogida similar a este, Andy Latimer mostraba al mundo que la grandeza de su talento no se había evaporado realizando fantásticos trabajos como “Dust and Dreams” (1992), “Harbour Of Tears” (1996), “Rajaz” (1999) o “A Nod And A Wink” (2002).