“Meddle” esta considerado por muchos fans de Pink Floyd, como un mero álbum de transición, y si bien es un trabajo que esta justo entre la época psicodélica y el rock progresivo de la banda, también es cierto que constituye uno de sus álbumes mejor logrados, por lo cual es excesivamente desmesurado catalogarlo como simplemente un trabajo “menor”.
También es cierto que después de su experimental “Ummagumma” y del extravagante “Atom Heart Mother”, Pink Floyd se encontraban en plena travesía buscando un sonido propio y distintivo, sin embargo, ello no suponía que estuvieran musicalmente perdidos.
Para este nuevo trabajo Rogers Waters y David Gilmour y en menor medida Richard Wright y Nick Mason, buscaron la síntesis de su pasado psicodélico de manera sutil, con unas atmósferas progresivas cada vez mas evidentes.
Claro síntoma de ello esta en su inmensa suite “Echoes”, una de sus obras mas emblemáticas, con una instrumentación soberbia y una de las mejores composiciones musicalmente de la banda, con 23 minutos de música intensa en donde hay cabida para momentos psicodélicos y progresivos, y para que todos los integrantes muestran su faceta de músicos talentosos. El resto no le va a la zaga desde la espacial “One Of These Days”, con un desempeño sensacional de Waters al bajo y Gilmour con la slide guitar, hasta la extraña blues “Seamus”, pasando por la sensibilidad de “San Tropez”, la acústica y evocadora “Fearless” o la melancólica “A Pillow Of Winds”. Con este álbum Pink Floyd daba el pistoletazo de salida a lo que vendría poco después, su obra maestra absoluta; “The Dark Side Of The Moon”.