Para cuando fue grabado “Presence”, (finales de 1975), la banda se encontraba en medio de diferentes problemas personales, por un lado John Bonham se encontraba sumido con sus excesos con la bebida, Jimmy Page por su parte era un adicto a la heroína y Robert Plant se encontraba convaleciente de un grave accidente automovilístico en Grecia en el verano de ese año, hecho este ultimo que había sido el motivo por el cual habían cancelado la gira mundial en apoyo a su doble álbum “Physical Graffiti”.
Todo este tumulto de situaciones influyo para que las grabaciones de este nuevo álbum fueron extremadamente complicadas y en medio de tensiones internas y un enrarecido ambiente entre los componentes de la banda.
Centrándonos en el disco, y dejando a un lado todas sus antológicas obras anteriores, en este séptimo trabajo empiezan a aparecer los primeros signos del agotamiento creativo y el principio de su declive, no obstante termino resultando un álbum en cierta medida aceptable, con algunas canciones arrebatadoras como la épica “Achilles Last Stand”, la bluesy “Tea For One”, o el hard rock blues “Nobody´s Fault But Mine”, mientras el resto del repertorio roza la mediocridad, las cuales adolecen de la filosofía zeppeliana acostumbrada como la tolerable y contundente “For Your Life” o las aceptables pero previsibles “Royal Orleans” y “Hot On For Nowhere”.
Este el álbum también se resentiría comercialmente, aunque es cierto que en menor medida, ya es que el nombre de Led Zeppelin por aquellos años pesaba como una losa entre el publico, llegando al numero uno en el Reino Unido y en los Estados Unidos, consiguiendo cuatro discos de platino por sus ventas.