Descubierta por el guitarrista de Pink Floyd, David Gilmour, Kate Bush es una de las grandes cantantes que Inglaterra haya dado, destacando por su extraño talento para la melodía y la imaginería poética, pero sobre todo por su voz única y peculiar, algo que nunca antes se había escuchado hasta esos momentos.
Ya en su primer álbum, producido por Andrew Powell y titulado “The Kick Inside” (1978), lograría uno de los discos mas apasionantes jamás escritos, demostrando con su voz inocente y los arreglos vistosos y matizados, un trabajo que en cierta medida se acercaba al rock progresivo con un estilo que la emparentaba con bandas coetáneas como The Alan Parsons Project.
En sus siguientes trabajos seguirá una línea parecida y se irían sucediendo obras de enorme calidad como el mágico y elegante “Lionheart” (1978), el menos progresivo pero mas romántico “Never For Ever” (1980) y el mas experimental “The Dreaming” (1982).
A mediados de los ochenta llegaria "Hounds Of Love", el cual aparece en muchas listas como uno de los mejores álbumes de la historia del rock, publicadas por revistas o sitios web de música. Por poco fiables que sean esas listas, en este caso particular no hay exageración, ya que el quinto trabajo de Kate Bush es una obra maestra indiscutible, un álbum casi perfecto que todavía suena fresco hoy como lo hizo en su momento, hace más de treinta años.
La música aquí es por turnos etérea, romántica, melancólica, a veces incluso agresiva e inquietante. "Running Up That Hill" abre el disco con un ritmo electrónico fuerte, casi dance, en cuyo fondo la voz dramática de Kate se eleva y emociona. La percusión oscura y cargante también ocupa un lugar destacado en "The Big Sky". La conmovedora "Mother Stands for Comfort" abre el camino para la épica "Cloudbusting", cuyo video (con Donald Sutherland), es tan profundamente conmovedor y hermoso como la canción misma. La segunda cara está totalmente ocupada por "The Ninth Wave” (el título está tomado de un poema de Lord Tennyson), una suite en siete movimientos separados, basado en un concepto fascinante: las últimas horas de una mujer atrapada bajo el hielo, sus pensamientos y recuerdos antes de la muerte. Puede sonar macabro, pero Kate trata este tema inquietante con su ligereza habitual. Musicalmente, es tan fascinante como la historia detrás de él, con la voz de Kate que suena desgarradoramente dulce en la apertura "And Dream of Sheep" y en "Hello Earth", amenazante en la siniestra "Waking the Witch", melódica en la tradicional irlandesa "Jig of Life", o melancólica en "Watching You Without Me”.
En “Hounds Of Love”, al igual que ocurriera con su predecesor, "The Dreaming", los instrumentos étnicos se mezclan con los violines y el omnipresente piano Fairlight tocados por la propia Kate para crear una mezcla musical deslumbrante, que es al mismo tiempo aventurera y relajante para el oído. Sin duda alguna un álbum clásico para ser apreciado por todo el amante de la música de altísima calidad, que lograría media docena de discos de platino y numerosos Top Ten alrededor del mundo.