Durante gran parte de la segunda mitad de los setenta, The Moody Blues apenas tuvieron actividad, mas allá de la publicación del álbum “Octave” en 1978 y algunos trabajos en solitario de varios de sus integrantes. Y es que después de casi quince años de actividad con ocho álbumes publicados y millones de discos vendidos, la banda se había tomado su carrera con parsimonia y tranquilidad. Pero seria justo cuando muchos vaticinaban su desaparición y que ya no volverían a saber de aquella fantástica banda que había asombrado al mundo a finales de los sesenta y principios de los setenta, con obras fundamentales dentro del panorama del rock progresivo, volvieron a verles publicando su noveno álbum titulado “Long Distance Voyager”, un titulo cuanto menos reflexivo y regresando con ello y de manera triunfal al mundo del rock.
Por entonces la banda ya no contaba entre sus filas con el teclista Mick Pinder, que fue sustituido por el ex componente de Yes, Patrick Moraz, el resto lo componían los habituales Justin Hayward a las guitarras y voz, John Lodge, bajo y voz, Ray Thomas, flauta, harmónica y voz y Graeme Edge a la batería. En este nuevo álbum la banda mostraba una gran vitalidad, producto principalmente de la participación de los sintetizadores de Moraz, dotando a la música de un gran sonido vibrante y espectacular, en donde además de los teclados, son las guitarras, las principales protagonistas, todo ello junto a las irresistibles voces de sus tres cantantes principales, Hayward, Lodge y Thomas.
Desde el inicio con las vibrantes “The Voice” y “Gemini Dream”, la banda demuestra que no han perdido el talento para hacer formidables canciones, pese a su casi eterno retiro. Otros temas como las sublimes “Taking Out Of The Turn”, “In My World”, "Nervous" o la épica “22,000 Days”, auparon al álbum hasta las primeras posiciones de las listas norteamericanas, canadienses y británicas, con una ventas que superaron con creces los dos millones de discos a nivel mundial.