En 1977 David Bowie llevaba varios años alejado de su singladura glam, un tiempo en el que el duque blanco había coqueteado con otros estilos después de ese periplo de plumas y lentejuelas, como las influencias soul y rhtyhm and blues de sus álbumes anteriores “Young Americans” (1975) y “Station To Station” (1976). Para el siguiente álbum “Low”, Bowie tuvo la colaboración esencial de Brian Eno, el cual lo doto de un sonido mas electrónico, pero sin perder la frescura y el encanto de las composiciones del cantante británico. Además de Eno, en “Low” también participaron músicos como el guitarrista Carlos Alomar, un asiduo desde el mencionado “Young Americans”, el bajista George Murray, el baterista Dennis Davis, el teclista Roy Young o el guitarra Ricky Gardiner. Grabado entre los estudios Chateau d´Hérouville en Francia y los Hansa Studio de Berlin, durante los meses finales de 1976, este nuevo lanzamiento se componía de dos partes bien diferenciadas, una primera cara enfocada casi exclusivamente a los sonidos mas convencionales y una segunda enfocada a temas mas atmosféricos e instrumentales.
La oscura y rítmica “Speed Of Life”, con una irresistible melodía da comienzo a este trabajo considerado por muchos como uno de sus discos de transición, que sin embargo tiene como resultado una de sus joyas menos conocidas. La robótica “Breaking Glass”, la pop electrónica “Sound and Vision” o la atmosférica “Always Crashing in the Same Car”, concluyen una cara densa y bastante profunda de una música tan cautivadora como elegante. En la segunda cara destacan la oscura y espacial “Warszawa”, la ambiental “Art Decade” o las experimentales “Weeping Wall” y “Subterraneans”. Un álbum en donde Bowie volvía a demostrar sus diferentes facetas musicales, con una colección de temas geniales y diferentes a lo acostumbrado, logrando con ello otra obra imprescindible dentro de su amplia y ecléctica discográfica.