Para cuando fue publicado el cuarto álbum de la banda australiana Dead Can Dance, su estilo había evolucionado radicalmente del sonido oscuro y gótico de sus principios hasta uno mucho mas ambient con tonalidades étnicas y medievales.
Formados en los albores de los 80 en Melbourne, esta banda estaba formada por básicamente dos músicos como Lisa Gerrard y Brendan Perry los cuales ya habían explorado con diferentes álbumes como su debut homónimo, “Spleen And Ideal” (1985) y el siguiente “Whitin The Realm of a Dying Sun” (1987) los sonidos del post punk tenebroso con un estilo enfocado hacia el rock gótico.
Con “The Serpent´s Egg” (1988), la banda abandona por completo las instrumentaciones clásicas del pop y el rock por las procedentes de otras culturas musicales, mayormente étnicas, pero sin abandonar los sintetizadores y los teclados. Sin embargo a pesar de que también desaparecen los sonidos de vientos, la banda consigue lograr una dimensión colosal con este trabajo repleto de dramatismo y en cierta medida la amargura con resonancias tenebrosas como queda plasmado en cortes como la fúnebre “Severance”, la hipnótica “Chant of the Paladin” o la compleja “Ullyses”.