Vamos a situarnos dos años después de acabarse los 40 años de franquismo en España, por lo tanto estamos en 1977 y el país vive una gran convulsión generalizada tras ese régimen.
En aquellos momentos los españoles esperaban con impaciencia la entrada en vigor de la nueva Constitución Española, y ello generaría una cierta impaciencia del lado de los sentimientos de esperanza y liberación de los ciudadanos.
En todo este extraño contexto, Triana publicó su segundo disco "Hijos del Agobio", con claras alegorías hacia esos momentos trascendentales.
Triana se había formado cuatro años antes en la ciudad de Sevilla por el teclista Jesús de la Rosa que junto al baterista Juan José Palacios y al guitarrista Eduardo Rodríguez deciden fundir una de sus pasiones como es el rock progresivo con los elementos del flamenco. Ya desde su debut “El Patio”, publicado en 1975, la banda muestra un estilo único en donde la cadencia del jazz rock y la experimentación del rock progresivo se fusiona con la mística del flamenco, con antológicos fraseos de guitarra, unas impecables orquestaciones y unos teclados sublimes.
Ya situados en 1977 con su segundo álbum “Hijos del Agobio”, la banda sevillana reafirma la propuesta que ofrecieron en su anterior disco con un rock progresivo sinfónico con esas citadas reminiscencias flamencas.
Y es que desde un principio la banda nunca ocultó su intención de sonar como las grandes formaciones británicas de la época del estilo progresivo (King Crimson, Genesis, Yes o Pink Floyd), pero tampoco quisieron ir a remolque y ser una mera copia “made in spain” de estas, sino que la dotaron de la esencia del folk andaluz.
"Hijos del Agobio" contiene momentos memorables como la canción arrolladora y hiriente que da título al disco, un mensaje alentador al régimen posfranquista, la poética con base de fandango "Rumor", por otra parte las complejas "Sentimiento de Amor" y "Recuerdos de Triana", nos conducen a las mejores canciones del disco, mientras que "Ya Esta Bien" y "Necesito", poseen claras influencias de los primeros King Crimson.
"Hijos del Agobio" es un disco espeluznante, una de las obras maestras del rock hispano y que marcó una época en todo un país como España.
Triana se había formado cuatro años antes en la ciudad de Sevilla por el teclista Jesús de la Rosa que junto al baterista Juan José Palacios y al guitarrista Eduardo Rodríguez deciden fundir una de sus pasiones como es el rock progresivo con los elementos del flamenco. Ya desde su debut “El Patio”, publicado en 1975, la banda muestra un estilo único en donde la cadencia del jazz rock y la experimentación del rock progresivo se fusiona con la mística del flamenco, con antológicos fraseos de guitarra, unas impecables orquestaciones y unos teclados sublimes.
Ya situados en 1977 con su segundo álbum “Hijos del Agobio”, la banda sevillana reafirma la propuesta que ofrecieron en su anterior disco con un rock progresivo sinfónico con esas citadas reminiscencias flamencas.
Y es que desde un principio la banda nunca ocultó su intención de sonar como las grandes formaciones británicas de la época del estilo progresivo (King Crimson, Genesis, Yes o Pink Floyd), pero tampoco quisieron ir a remolque y ser una mera copia “made in spain” de estas, sino que la dotaron de la esencia del folk andaluz.
"Hijos del Agobio" contiene momentos memorables como la canción arrolladora y hiriente que da título al disco, un mensaje alentador al régimen posfranquista, la poética con base de fandango "Rumor", por otra parte las complejas "Sentimiento de Amor" y "Recuerdos de Triana", nos conducen a las mejores canciones del disco, mientras que "Ya Esta Bien" y "Necesito", poseen claras influencias de los primeros King Crimson.
"Hijos del Agobio" es un disco espeluznante, una de las obras maestras del rock hispano y que marcó una época en todo un país como España.