En 1975 Klaus Schulze publicaba su quinto álbum “Timewind”, con el que alcanza su perfección sónica que ya había comenzado a experimentar en su trabajo de un año antes “Blackdance”. Pero para llegar hasta aquí, Schulze ya había recorrido un larguísimo camino junto a Tangerine Dream, Ash Ra Temple, The Cosmic Jokers o Stomu Yamashita en el grupo Go, por lo tanto no era nada extraño que con semejante curriculum, Schulze tuviera la suficiente experiencia para hacer cosas muy grandes con sus discos en solitario.
Concebido a modo de álbum conceptual, Schulze dedica esta obra a su admirado Richard Wagner, utilizando para ello por primera vez los secuenciadores para crear muros sonoros con efectos hipnóticos, logrando con ello sonidos cósmicos muy depurados.
Como era habitual en el músico, Schulze toco todos los instrumentos y la duración de álbum era de una hora de duración, algo complicado de hacer para los formatos de vinilo en aquella época, dividido en dos temas de 30 minutos cada uno. Con una magnifica portada de arte surrealista, al mas puro estilo de Dali, Schulze va agregando a la perfección una música electrónica y un rock espacial con unos desarrollos magníficos. Su pieza de apertura “Bayreuth Return”, es una enorme epopeya de exploraciones musicales donde el músico alemán exprime todas las posibilidades del sintetizador Moog, mientras que en la segunda cara del vinilo “Wannfried”, se mantiene en una línea parecida con un aura misteriosa, algo de pomposidad y ricos fragmentos melódicos.
La recepción de este álbum fue enormemente bien recibida por el publico y la critica, que llego a definirlo como la obra definitiva de la Kosmiche Muzik, en su vertiente electrónica.