Si hubo un momento en la carrera de Fish que pudo ser una clara continuación de Marillion (y no un epitafio doloroso), de su primera época, fue en este fantástico álbum. Fish conservó en este trabajo, y hasta cierto punto en el siguiente “Internal Exile”, el espíritu neo progresista que había hecho con su banda madre, cuando al frente de la misma publicaron discos tan rotundos como “Script for a Jester´s Tear”, “Misplaced Childhood” y "Clutching at Straws", el canto de cisne de la banda.
Con su abandono ambas partes salieron perdieron, por mucho que los fans post Fish lo nieguen, sin embargo para quienes añoren aquellos años tienen la carrera en solitario de Fish.
En ese sentido "Vigil In A Wilderness of Mirrors”, no solo es un soberbio disco del gigantón escocés, sino tal vez el mejor de su carrera. Se puede decir que en este trabajo el ex frontman de Marillion echó el resto, principalmente en algunos temas que son verdaderas delicias para todo el amante del neo progresismo, el tremendo himno de apertura “Vigil”, la exquisita balada “Gentleman's Excuses me”, la mini suite “Cliché”, la espléndida "The Company", o "Family Business", que se ha convertido en un clásico de su repertorio casi a la altura de sus temas con Marillion, porque todo hay que decirlo, por brillantes que sean las canciones de este debut no ensombrecen los temas de sus cuatro álbumes en estudio con su banda madre.
Y es que Fish se sabe mover muy bien para el progresivo "mainstream", y no para los progresistas ortodoxos, el ha demostrado que es un músico que comparte dos amores: el rock sinfónico de los 70 y el pop de baja graduación, pero sin llegar a los niveles donde cayeron muchas bandas punteras de los setenta en la década de los ochenta.
Fuera como fuera, “Vigil In A Wilderness of Mirrors” es álbum increíble que no desmerece ni un ápice a lo hecho anteriormente con su embrión Marillion.