Speed, Glue & Shinki fue otra efímera banda japonesa, que con solo dos álbumes dejaron constancia de su enorme calidad y talento. Tras la Segunda Guerra Mundial y durante varias décadas, en el país del sol Naciente se habían establecido muchas bases norteamericanas, por lo que hasta allí llegaban fácilmente los ecos de la incipiente escena musical underground de Norteamérica, a modo de discos o en las diferentes emisoras de radios militares. Ya principios de los 70 en el país nipón existían un larguísimo numero de bandas que intentaban emular y demostrar su especial fascinación por la psicodélica, el jazz experimental, el rock progresivo, el blues rock y el hard rock anglosajón. Una de estas bandas eran Speed, Glue & Shinki, un poderoso power trío que practicaban un hard rock blues psicodélico, áspero y acido, tanto como desmedido era el culto a las drogas de sus tres integrantes.
Su principal valedor era su guitarrista Shinki Chen, conocido en Japón como el Jimi Hendrix japonés, junto a el, estaban el batería y cantante Joey Smith y el bajista Masayoshi Kabe, todos ellos asiduos a las anfetaminas y a las drogas duras de diferentes géneros.
Este despiadado trío facturo un álbum de debut tan visceral como arrogante, que lo único inocente que tenían era la bucólica portada del disco, tres jovencitas de la época victoriana, todo un contraste por lo que ofrecían en su interior, con un sonido de puro heavy blues corrosivo, aplastante y abrasador. Los pesados riffs de la inicial "Mr. Walking Drugstore Man" nos conducen al desgarrador blues "Big Headed Woman", mientras la densa "Stoned Out Of My Mind" o las psicodélicas viscerales "Ode To The Bad People" y "Keep It Cool" incendian nuestros oídos, una corrosiva colección de temas que conforman un torbellino álbum que paradójicamente acaba con la suave y acústica "Someday We´ll All Fall Down".