Entre los años 1967 y 1971 The Doors polarizaron la atención mundial sobre su música, su enorme sonido y la gran vitalidad del grupo.
En todo ello brillaba por encima de todo su carismático cantante Jim Morrison, un símbolo juvenil cuya capacidad lírica, emocional y su atrayente físico lo hacían el frontman y sex symbol por excelencia en una época en donde Elvis Presley había perdido esa condición por sus excesos.
Jim Morrison lo daba absolutamente todo sobre el escenario, volcándose en cada canción, llegando a lo mas alto en cada nota pero que también se pasaba de la raya en muchas ocasiones.
Las consecuencias de sus constantes desvaríos fueron sus detenciones por sus excesos poco éticos en escena, sin embargo el motivo real de sus actuaciones "poco decorosas", era el enorme trance que en el despertaba la música sobre un escenario.
Musicalmente la influencia del primer album titulado "The Doors" estaba basada en el R&B, el jazz y el rock con pinceladas psicodélicas, "Break On Through" es un ejemplo claro de la mezcla de poemas revolucionarios y la psicodelia, mientras la hipnótica "Soul Kitchen" demuestra los sutiles cambios en la dinámica musical del grupo.
Pero son los extensos "Light My Fire", un himno a la sexualidad en clave jazz y en "The End" un apocalíptico y épico tema los que encumbran a The Doors y los elevan al podium de los grandes grupos de los 60 dando comienzo así a la teatralidad en el rock.