En 1990 Mike Oldfield publicaba uno de sus álbumes menos accesibles y mas complejos de toda su carrera, y es que escuchar “Amarok" es una tarea ardua y hasta cierto punto desequilibrante.
Concebido como una obra conceptual, es en realidad un retorno a los mejores momentos de Mike Oldfield con su característico estilo.
Sin embargo ya desde la contraportada nos pone en aviso de lo traumático que puede ser el escuchar este album, ya que se incluye de manera impresa una advertencia medica sobre las posibles consecuencias en nuestros oídos.
Si nos paramos a pensar, cualquiera se lo pensaría dos veces antes de adquirir este disco, siempre que no fuéramos un fan incondicional de Oldfield, después de haber leído tal advertencia. Un album que habría que escucharlo en pleno equilibrio emocional, o se corre el riesgo no entender nada y pensar que se trata de un disco que no tiene ni pies ni cabeza, sin embargo lo que se podría identificar como un proyecto que se excede en lo experimental, es la esencia real del estilo progresivo y único de Mike Oldfield. Sin embargo y siendo totalmente sinceros y objetivos, estamos ante el mejor trabajo de Mike Oldfield, o por lo menos el que mejor lo define como creador de este tipo de música, con permiso de obras tan capitales como "Tubular Bells" o "Ommadawn". Como definió el propio Oldfield tiempo después, este podría ser una secuela del grandioso “Ommadawn”, y es fácil identificarlo así, aquí Oldfield incluye al igual que en aquel, elementos étnicos, aunque en este "Amarok" no sigue una línea de movimientos como en aquel, todo lo contrario, el caos y las extrañas y sorprendentes mezclas de melodías y ritmos conducen a este album a una sucesión de piezas de difícil catalogación musical. Es tal el lío de sonidos y efectos sonoros que es sumamente complicado reseñar un album de tal magnitud, simplemente es escucharlo detenidamente sin interrupciones, es verdaderamente una obra de arte musical de un genio como Mike Oldfield, al que solo nos queda rendirle devoción.